Antes de que existieran Zoom, Teams o Meet, hubo una aplicación que revolucionó la forma en que nos comunicamos a través de internet: Skype. Lanzada en 2003 por tres emprendedores en Tallin, Estonia, Skype permitió por primera vez realizar llamadas de voz y videollamadas gratuitas a través de la red, conectando a millones de personas alrededor del mundo.

En 2006, Skype ya contaba con más de 100 millones de usuarios, y en 2011 fue adquirida por Microsoft por 8.500 millones de dólares, convirtiéndose en una pieza clave de su estrategia de comunicación. Dos años después, en 2013, Skype reemplazó a Messenger como la plataforma principal de mensajería instantánea de Microsoft. En 2015, integró las videollamadas en Outlook, facilitando aún más la comunicación entre usuarios.

Sin embargo, durante la pandemia de COVID-19, cuando las videollamadas se convirtieron en una herramienta esencial para el trabajo y la vida personal, Skype no logró adaptarse a las nuevas necesidades y perdió terreno frente a competidores como Zoom y Microsoft Teams. Microsoft decidió entonces apostar por Teams como su plataforma principal de comunicación, dejando de lado a Skype.

Finalmente, el 5 de mayo de 2025, Microsoft cerró definitivamente Skype, tras más de dos décadas de servicio. Los usuarios pueden migrar a Microsoft Teams, que ofrece funcionalidades similares y permite transferir automáticamente los contactos y chats existentes usando las mismas credenciales. Sin embargo, se elimina la capacidad de realizar llamadas a números telefónicos, una función icónica en los inicios de Skype.

El cierre de Skype marca el fin de una era en la comunicación digital. Aunque su uso había disminuido en los últimos años, su legado perdura en la forma en que nos conectamos hoy en día.

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